martes, 18 de marzo de 2014

Angola y el controversial progreso de África

Durante décadas los países de África tuvieron una historia y problemas en común. 55 naciones y alrededor de 150 millones de habitantes presos del hambre, la guerra y los conflictos fronterizos. Hoy el panorama es distinto, los desafíos pasan por la democratización y un crecimiento económico que permita dejar atrás un pasado oscuro. Sin embargo África no es homogénea y los niveles de avance son muy dispares. Angola es uno ejemplo para conocer los retos actuales del continente.
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Luanda, capital de Angola, es considerada como una de las ciudades africanas con una experiencia urbanística revolucionaria. Con el objetivo de convertirse en una especie de Dubai, según el deseo del presidente Eduardo Dos Santos, esta urbe ha ido cambiando rápidamente con una reconstrucción a toda velocidad. Autopistas, hoteles, autos lujosos y escenarios deportivos de primer nivel contrastan con un déficit de vivienda para la mayoría de la población. Esa es la foto de Angola: una mayoría se beneficia de las riquezas que provienen del subsuelo mientras la corrupción, la mortalidad infantil y el hambre campea como si nada.  

Angola es uno de los países más ricos en recursos del continente africano. El petróleo junto a la extracción de diamantes le permitió al país un gran crecimiento desde 2002, con un aumento de 11% de media anual y pronósticos de 7% hasta el 2016. Miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) desde 2007, fue el segundo mayor productor tres años después y actualmente concentra alrededor del 90% de sus exportaciones en el oro negro. El despegue económico le permite atraer inversiones internacionales e incluso miles de inmigrantes, tanto de países vecinos como de la ex colonia, Portugal. Estos últimos cubren los vacíos en recursos humanos calificados, ingenieros, médicos, entre otros.

Hoy en día Angola tiene la posibilidad de elegir con qué países negocia, algo que no ocurría en la época colonialista. En este sentido China se presenta como socio estratégico, siendo el segundo comprador del petróleo angoleño. Las empresas de este país asiático son clave en las miles de obras de infraestructura, que abarcan carreteras, viviendas y edificios gubernamentales. El Banco Mundial utiliza el término “modelo Angola” para definir el intercambio de infraestructuras por petróleo. Las conexiones entre China y Angola datan de los acuerdos de 2004, con la participación clave del Exxim Bank y Sonangol, la empresa petrolera del país africano. Sin embargo los beneficios de estos intercambios claramente quedan en manos de las élites de este régimen autocrático.  

El déficit democrático en Angola

El crecimiento de la industria petrolera contrasta con los escasos avances en otras áreas. Angola, tercera economía del África Subsahariana, sufre la falta de manufactureras locales y ofertas de servicios, que claramente encarecen al país. Si bien el mercado sustituyó a la planificación socialista, la carencia de infraestructuras es uno de los tantos desafíos del gobierno de Dos Santos. Además de lo que suponen los retos económicos, Angola tiene un gran debe democrático. Para las elecciones que ganó el actual presidente en 2010, el oficialismo se benefició del monopolio de los medios de comunicación, la maquinaria electoral y la cantidad de partidos pequeños que se presentaron a los comicios.

Aunque estemos lejos de la democracia y Dos Santos modifique la Constitución a su favor, Angola logró una estabilidad política atractiva, fruto de la reconciliación nacional. Luego de la guerra colonial (1961-1975), en la cual el país obtuvo la independencia formal y dio fin a la dominación portuguesa, las facciones que lucharon por el poder iniciaron una guerra civil que finalizó recién en abril de 2002, siendo ésta la más duradera del continente. El conflicto dejó un daño económico y social muy grande. La tregua entre el Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA) de Dos Santos y la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA) se dio tras la muerte de Jonás Savimbi, líder de esta última mencionada.     

Angola como ejemplo de los desafíos continentales

Angola superó dos de los problemas endémicos de África, la guerra y las disputas territoriales pero los desafíos siguen siendo grandes. El despegue económico y el crecimiento demográfico de esta ex colonia portuguesa le posibilitan convertirse en un león africano que imite el camino que alguna vez trazaron los tigres asiáticos. El avance de Angola se enmarca dentro de un progresivo ascenso de la clase media que convertirá a África en uno de los mayores mercados del mundo. Sin embargo en un continente tan extenso no podemos homogeneizar y hay que tener en cuenta que los avances de los países serán dispares.

Hasta el momento las riquezas de África sirvieron para enriquecer a dictadores y multinacionales. El crecimiento es frágil si sólo se basa en la exportación de materias primas. Para la obtención de un futuro más próspero son fundamentales los cambios en la educación, formación, infraestructura así como las reformas políticas. La pacificación es fundamental si viene de la mano con la democratización y con transformaciones económicas a largo plazo. En África material no falta pero estará en los propios africanos aprovechar el potencial y poner al continente olvidado en un lugar digno. 

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